Por Thomas Jimmy Rosario Martínez DVPR

Thomas Jimmy Rosario Martínez
El Partido Nuevo Progresista es el segundo partido de Vega Baja. Lo ha sido así por 35 de los 47 años que también cumple con su creación estatal. Otros doce ha sido partido principal.
De siempre hubo estadistas en Vega Baja que pertenecieron a distintos partidos creados en el Siglo XX, mayormente después de la invasión de Estados Unidos de América en 1898. De hecho a aquellos que prefirieron seguir con la ciudadanía española y eran miembros del Concejo Municipal, fueron despojados de su cargo por el Gobernador del Norte, Cayetano Coll y Toste.
Aunque Vega Baja tenía una gran tradición unionista y liberal, en 1936 ganó la coalición del Partido Socialista y el Estadista y los predecesores del PNP ganaron también en Vega Baja. En esos cuatro años fueron alcaldes los vegabajeños Enrique Torres Concepción y Ramiro Martínez Sandín. En 1940 y hasta 1972 ganó el Partido Popular Democrático. En 1976 el Partido Nuevo obtuvo su primer triunfo pero no ganó la alcaldía, sólo la Asamblea Municipal. En 2004 y 2008 ganó ambas ramas municipales.
Ciertos sectores dentro de ese partido desestiman los análisis que de tiempo en tiempo hacemos en el Diario Vegabajeño de Puerto Rico e incluso por lo bajo hablan mal de los que escribimos sobre lo que significa el Partido Nuevo Progresista de nuestro pueblo. Especialmente los nuevos, aquellos que no estuvieron en el génesis y desarrollo del partido no saben mucha de la historia y no pueden, eficientemente, formular planes para el futuro. Apelan a la emoción y a la fe más que a la razón, cuando la experiencia dicta que la política es esas dos cosas mas la percepción. El balance de esos elementos son lo que puede dar un triunfo y aun mejor, un triunfo permanente.
El primer problema histórico en Vega Baja es la falta de institucionalización. Ha tenido tantos presidentes que unos anulan los anteriores y nunca se han podido unir para consolidar como un ente lógico y con seguimiento. Solo basta recordar que los últimos dos alcaldes -Edgar Santana e Iván Hernández- fueron dos mundos apartes desde el principio. Pero antes Yuyito y Edwin eran aceite y vinagre, Audelí y Elsie no fueron cordiales entre ellos y los demás fueron tan incidentales que no cuentan en el producto final de la ecuación.
El segundo problema es la falta de continuidad. Ha sido un partido en crisis desde el principio, con la retención de votos que hicieron un manojo de estadistas republicanos que fueron la ficha del tranque en 1968 para impedir que hubiera el primer alcalde penepé, Obdulio Meléndez Mena. Cada Presidente ha terminado dejando deudas de comités locales y sin una plataforma permanente de funcionarios del partido y electorales, como debe ser. Cada Presidente era el dueño del partido, lo que nunca debió ser. Todos los novoprogresistas y no unos pocos, éramos los verdaderos dueños del partido.
El tercer problema ha sido la experiencia negativa en el manejo de la administración municipal. No he leído de ninguno de los actuales posibles candidatos ni de los incumbentes en puestos legislativos admitir errores de las incumbencias de 1977, 2005 y 2008. Cuando temprano en 2005 le planteé a los legisladores municipales con pruebas lo que ya estaba pasando, fueron a cotorrear con el alcalde Edgar Santana y me hicieron ver como la persona mala, como un traidor que había que mantener controlado y al margen. Lo mismo hicieron con cada uno de los que señalaba a manera de autocrítica las fallas, con la intención de que se corrigieran a tiempo. Algunos que se separaron a tiempo de la mafia y del oportunismo que otros siguieron no quedaron manchados. Pero los demás, cómplices intelectuales y del silencio, han estado desapareciendo del panorama público y eventualmente no estarán.
El cuarto problema es el vacío del ideal. Hay mucha gente capacitada, especialmente maestros, pero no se educan ni quieren educar a los demás respecto a la historia y el ideal de la estadidad. Y después hablan de los independentistas abochornados que votan por el PPD !Si nada hacen para convencer a los demás!
Un estadista puede haber sido popular o independentista. Carmelo Bracero, fue uno de los penepés más recios que jamás conocí. Tan comprometido estaba con su ideal que se rapó el pelo cuando ganó Ferré en la barbería de Chano, el abuelo del hoy auditor municipal. Luego fue caminando hasta Fortaleza cuando Ferré juramentó, según me dice Diosdado Cano. Estuvo, antes que eso, con mi padre, en el Partido Independentista Puertorriqueño. Marcelino Barreto una vez me dijo que había sido popular. El fue el candidato a alcalde en 1972. En 2012 muchos penepés votaron por Marcos Cruz Molina, que en ese momento representaba lo mejor del vegabajeñismo.
Los que hablan de Marcos Cruz despectivamente están igualmente que aquellos que criticaban a Luisito diciendo que en 32 años no había hecho nada. Se encapsulaban en su coraza partidista y eso les hacía ciegos. Aquellos y estos no veían porque no sabían de historia. Tienen que abrir los ojos y empezar a ser corteses pero valientes y a aceptar todas las realidades que han venido ocurriendo en los últimos cuarenta y siete años.
Hace falta historiar y que se conozca esa historia. Sin ese paso tal vez ganen algún día, pero si no aprenden las lecciones, no será duradera la victoria y ni siquiera tendrán algo de lo cual sentirse orgullosos.
Archivado en: Historia de Vega Baja, Opiniones, política
